La principal característica a la hora de interpretar a un personaje de rol, sea como director de juego o como jugador, es ponerse en la piel de dicho personaje. Pensar, sentir, juzgar, decidir, como él o ella lo haría.
Se trata de una práctica de empatía que nos permite desligarnos de nosotros mismos, especular sobre ser otro con la única limitación de nuestra imaginación. Para figurarnos qué siente tendremos que saber qué miedos tiene, qué anhelos, qué frustraciones, qué relaciones, etcétera…
Para saber cómo y qué piensa tendremos que comprender cómo percibe el mundo, qué ha aprendido y en qué se centra; y un sin fin de cosas más. El proceso de “integración” en nuestro personaje puede ser infinito. No obstante, para el rol simplemente tendríamos que conseguir un equilibrio entre practicidad, verosimilitud y comodidad.
Posiblemente, el deseo de encarnar a un personaje de rol sea en esencia el de ser otra persona que vive cosas diferentes a las propias.
Si fuésemos informáticos y roleásemos con que vamos a la oficina y estamos 10 horas resolviendo incidencias, difícilmente lo pasaríamos bien. Pues para eso ya tendríamos la realidad.
La evasión de la realidad es una necesidad cuasi universal en mayor o menor grado, y el rol nos ofrece dicha evasión en un grado potencialmente altísimo. Considero que cuanto más metidos estemos en nuestro personaje, mejor lo pasaremos; siempre con el necesario límite saludable del asunto.
A la hora de tomar una decisión dentro del juego, siempre habría que preguntarse: “¿qué haría mi personaje?”. Se trata así de una “prueba” de empatía constante, con todos los beneficios que ello implica. Para responder a la anterior pregunta, tenemos que haber asimilado una serie de pautas de nuestro personaje.
Por ejemplo, si la motivación de nuestro personaje es la venganza, tendremos que evaluar hasta qué punto persigue la venganza, qué está dispuesto a sacrificar por ella.
“Cómo” va a vengarse también sería importante. Tenemos que construir nuestro personaje a base de preguntas para así interpretarlo. “Interpretarlo” no es más que “hacer como si fuésemos él o ella”, es un ejercicio de suplantación.
Podríamos imaginarnos que nos dan la posibilidad real de tener la misma apariencia que nuestro personaje, y ahora tenemos que actuar exactamente como él o ella actuaría.
Si tuviésemos el cuerpo de alguien por un día y fuésemos a quedar con sus amigos, no deberían notarnos raro, ni diferente, debería suceder todo de manera normal: esa sería la suplantación o interpretación ideal. No queda otra forma de integrarnos de esa manera que conociendo a ese personaje. Y en este caso no hay otra vía para conocer que preguntar.
¿Cómo se sentiría Jules, mi personaje, cuyos padres le maltrataron durante toda su infancia y adolescencia, cuando supiese que han muerto? No he vivido lo que ha vivido Jules, pero debo empatizar con él, saber su historia y su carácter; entonces debo responder: se sentiría de esta manera.
¿Cómo impactaría en sus futuras decisiones esta noticia sobre su familia? Interpretamos así, continuamente preguntándonos, trasladándonos, “poniéndonos sus zapatos”.
Este acto debería de ser realizado (el preguntar), por muy rápido que sea, en cada decisión o reacción, bien sea racional o emocional. De lo contrario estamos jugando a “¿qué harías tú si te pasase esto?”.
No estaríamos en nuestro personaje sino en nosotros, y en consecuencia no estaríamos técnicamente roleando, es decir, interpretando. Pero este proceso puede ser realmente complicado, y necesitamos cierta agilidad para responder a esas preguntas constantes.
Para tener un esquema mental sobre cómo debemos responder al flujo incesante de preguntas, podemos basarnos en diferentes perspectivas. Nuestra interpretación se basará en distintas pautas, siendo algunas facilitadas por los propios manuales de rol.
Esta forma de empatizar con nuestro personaje y reaccionar según sus esquemas será teniendo en cuenta diferentes factores; pudiendo utilizar uno, varios o todos:
Interpretación por objetivos: la más fácil de todas. Basaremos nuestras decisiones y sentimientos en si nos acerca a nuestro objetivo o no. A pesar de ser sencilla, tiene cierta dificultad el hecho de crear objetivos propios que tengan relevancia y significado.
Se puede optar por el metajuego simplón de aceptar el objetivo que nos propone el director de juego e ir a completar la misión sin más. Los objetivos se caracterizan por ser tangibles y concretos.
Interpretación por motivaciones: las motivaciones abarcan un aspecto más amplio que el objetivo o meta. Se trata de algo que puede ser más conceptual, como por ejemplo “ser el mejor” o “encontrar la paz interior”.
Esto nos obliga a decidir y sentir en función de un espectro más extenso, forzándonos a imaginar con más intensidad. Al no centrarse en algo concreto, las decisiones serán más relevantes y los objetivos mucho más diversos.
Interpretación por carácter: este estilo de roleo es más reactivo. Sabemos que cierto carácter reacciona de una manera o de otra. El carácter no solo incluye cómo se reacciona, sino también la forma de expresar dicha reacción. Puede ser emotiva o egocéntrica; activa, pasiva, sumisa, dominante, pasiva-agresiva, etcétera.
Interpretación por personalidad: este esquema es más abstracto de ejecutar que el carácter. Pueden ser o arquetipos (arquitecto, lógico, comandante, mediador, protagonista, defensor, perfeccionista…) o más científica y general (extrovertido-racional, introvertido-emocional, introvertido-racional…).
Hay gente que se maneja muy bien con los arquetipos y sabe cómo llevarlos. Manejar cuatro o cinco premisas a la hora de decidir en función del arquetipo suele ser suficiente. Para rolear según los indicadores generalistas deberemos estimular la imaginación (si somos extrovertido-racional e interpretamos a un introvertido-emocional, por ejemplo).
Interpretación por profesión, concepto o clase: aquí influye nuestra idea sobre cómo es el desempeño o actividad principal del personaje. ¿Cómo se comporta un detective de narcóticos? Nos inspiraremos en aquellos que hemos visto en la ficción o realidad e interpretaremos en consecuencia.
Del mismo modo sucedería con un paladín, sabemos ciertas directrices generales que lo caracterizan. Esta forma de rolear es una de las más ágiles y efectivas, sobre todo si tenemos ya cierta práctica (aunque puede fácilmente caerse en la caricatura, el cliché o la repetición).
Interpretación por alineamiento: esta forma de rolear se basa en la idea de justicia que tiene el personaje acerca de las personas y del mundo en el que habita. Es una idea abstracta sobre cómo interpretar, pero es relativamente fácil saber cómo se originarán nuestras decisiones si somos legal bueno o caótico malvado. Los puntos intermedios a lo mejor no están tan claros y dan muchas oportunidades de explorar personajes.
Interpretación por sucesos pasados clave: es la clásica forma de rolear basada en la biografía del personaje. Ciertos sucesos importantes marcaron su vida y determinan su destino, su forma de decidir y de sentir. Cuando pase algún suceso estimulante dentro de la partida, el jugador mirará el pasado de su personaje, pensando y sintiendo en función de lo que le pasó y marcó.
Interpretación por valores: los valores son como pautas. Permiten mantener el rumbo a pesar de no tener objetivos. Por ejemplo, los valores de “compasión”, “generosidad”, “amistad”, “independencia”, “heroísmo”, “profesionalidad”, etcétera…
Estos valores permiten seguir un camino a pesar de no tener metas o motivaciones claras. Aquí no importa tanto el logro sino como viven su vida. Al saber cómo son los valores de nuestro personaje, tendremos bastante claro sobre qué decidirá hacer en cada situación y cómo se sentirá si traiciona sus valores.
Esta lista no es exhaustiva y es principalmente la que estoy manejando en la actualidad. Es seguro que habrá muchos más tipos de enfoque. La conclusión sería que, en mi opinión, el interpretar en el rol es el arte de trasladarse hacia el otro, empatizar continuamente, preguntar y responder.
Además, la ventaja de interpretar a un personaje en el rol es que es el único medio que permite una libertad absoluta de guión y control sobre el propio destino, facilitando así una exploración mucho más rica mediante la imaginación que cualquier otra representación.
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Interesante artículo.
Muy interesante y digno de compartir, gracias
Nice 🙂
Me alegro mucho, Hermano Olvidado :). ¡Gracias por comentar!
Me encanta que digas que es digno de compartir, gracia a ti por el comentario :).
¡Gracias! Thanks!