Se trata de un artículo que encontré en Geek & Sundry, me pareció tan bueno que no pude evitar traducirlo y dar mi opinión acerca de él. Lo considero muy valioso para nuestras prácticas roleras.
Dos autores llamados Anders Ericsson y Robert Pool, en su libro Peak: Secrets from the New Science of Expertise, nos dicen que lo esencial a la hora de aprender es probar algo, fallar, recalibrar, y volver a intentarlo; utilizando lo aprendido en el fallo como una base de datos.
Es un método que se llama práctica deliberada, y nos ayuda a tener cada vez mejores representaciones mentales. Estas representaciones mentales (o maneras de pensar acerca de algo) son lo que separa a los buenos directores de juego de los geniales.
Estos últimos están entrenados para pensar sobre giros de argumento, PNJs, ritmo, y cualquier otra cosa, de forma consciente y en momentos claves de la partida.
Vamos a presentar los puntos necesarios para utilizar el método de la práctica deliberada:
Márcate objetivos muy específicos
Tienes que apuntarte ejercicios que te hagan practicar algo muy concreto durante la partida. No es suficiente con algo general como “usaré voces diferentes para mis PNJs”. Han de ser objetivos que puedas apuntar e ir controlando cuándo los haces en una libreta.
Por ejemplo: “voy a variar el timbre de voz de 5 PNJs esta sesión”, cada vez que lo hagamos con uno lo apuntamos y tendremos claro que los timbres de voz no pueden ser iguales entre sí. Podemos incluso ir más allá y poner qué tipo de timbre de voz vamos a usar, escribiendo 5 tipos de timbre de voz e ir completándolos. La próxima sesión hacer otro objetivo concreto, y así continuamente.
Mantente atento todo el tiempo
Si son sesiones muy largas puede ser difícil. En ese caso tenemos que coger segmentos de 20 o 30 minutos y dedicarles toda nuestra energía.
Aquí lo que hay que conseguir es que estemos continuamente conscientes de las cosas que hacemos como máster, analizar el proceso mental detrás de cada decisión y comenzar a autoevaluar sobre la marcha lo que hacemos. La clave consiste en saber por qué estamos haciendo lo que hacemos y cuestionarlo. Esto nos permitirá a la larga poder saber qué cosas fallan y qué cosas son acertadas.
Incorpora feedback y ajusta
El feedback no solo puede venir de tus jugadores, sino también de otros directores de juego que pueden darte su opinión. Es muy importante en este punto que te digan por qué tendrías que cambiar esto o aquello, ya que si a nosotros no nos convence la razón no deberíamos incorporarlo.
En la siguiente sesión tenemos que ponernos como objetivo no cometer esos errores. Si son muchos errores tenemos que ponernos objetivos individuales. Cuanto mejor seas en recibir el feedback e interiorizarlo, mejor serás en la autoevaluación. De ese manera serás capaz de anticiparte a algo que vas a hacer mal o a repararlo inmediatamente cuando lo hagas.
Encuentra la dificultad del reto adecuada
Asegúrate de que siempre estás llegando más allá de tu zona de confort. Por tanto, tenemos que conseguir que nuestros objetivos o ejercicios siempre pidan más.
Hay que equilibrar el hecho de sentirse desafiado por el objetivo y frustrarse por el fracaso. Si vemos que estamos continuamente fallando, tenemos que bajar un poco el nivel de dificultad y comenzar a escalar de nuevo.
Revisita habilidades previas ya aprendidas
No hay que olvidarse de las habilidades ya practicadas. Está bien asegurarse de vez en cuando de que todavía manejamos lo que hemos aprendido, por lo que debemos de reintroducir en nuestra partida aquello que hemos practicado con anterioridad.
Mediante esta técnica conseguiremos saber si realmente estamos mejorando, pues si al revisitar la habilidad no la aplicamos bien es que necesitamos más práctica con ella.
Conclusión
Considero que es un método efectivo pero solo será posible si existe una motivación importante por ser mejor. El hecho de ir paso a paso mejorando detalles, utilizando objetivos concretos e ir superándolos, es una tarea ardua. Cuando fallamos en algo normalmente no tenemos esa voluntad de recalibrar y volverlo a intentar, recalibrar de nuevo e intentarlo una vez más, recalibrar otra vez…
La frustración a veces nos hace contentarnos con las habilidades que nos son fáciles de adquirir y dejar de lado las difíciles. Si conseguimos superar la frustración e intentarlo las veces que haga falta (aprendiendo de los errores) al final conseguiremos disfrutar de lo conseguido.
También creo que es muy interesante la forma de plantearse objetivos. Cuando son tan concretos nos motiva mucho más y podemos analizar lo sucedido de una forma mucho más acertada.