Un mundo racional en el rol significa que en él todo sucede por algún motivo, por muy insondable o fantástico que éste pueda ser. Todas las causas de lo que suceda también tienen que tener su explicación y guardar una correlación coherente con todo lo demás.
Esa coherencia hará que los jugadores puedan actuar con sentido durante la partida y se sumerjan en la ficción. Es pues vital que el mundo que presentemos sea creíble dentro de su propia racionalidad.
Tanto a la hora de preparar una sesión como al improvisar durante la partida, tendremos que tener en cuenta el aspecto racional justificando lo que sucede. Eso nos convertirá en maestros del «porqué». ¿Por qué atacaron los bandidos?
¿Por qué el antagonista es un torturador? ¿Por qué el aliado no habla claramente? ¿Por qué nuestro PJ ha decidido embarcarse en la aventura? Y así sucesivamente. Lo importante aquí no es que sea una justificación totalmente lógica sino que los jugadores la acepten como verosímil o creíble y permitan continuar con la partida.
Pienso que esto último es crucial. Si un suceso no es creíble por los jugadores lo que tenemos que hacer es acordar entre todos cómo podría llegar a ser creíble.
Lo que tenemos que esforzarnos como directores de juego es en intentar justificar tarde o temprano todo lo que suceda en nuestro mundo. Solo a través de la creación de dicho mundo racional podremos crear efectos tales como la inmersión, la imaginación, la motivación, el interés y el compromiso.
He aquí algunos consejos para fomentar dicha racionalidad en nuestros universos de ficción:
Sé prudente
No es bueno poner elementos que luego sean muy difíciles de justificar por muy molones que parezcan. Si tienen una dificultad de justificación media, adelante. Pero por ejemplo, si queremos evitar una team party kill y los salvamos con un arcángel que elimina a sus enemigos estando en un setting de ciencia ficción, puede ser demasiado.
Eso sonará en muchas casos demasiado gratuito y “sacará” a los jugadores de la partida. Si utilizamos una explicación muy forzada en plan “era todo una realidad virtual” provocará que nuestros jugadores vean el mundo como arbitrario. Sin una consistencia y objetividad mínimas no estarán interesados en jugar.
Sé consistente
Si algo sucede por una razón y luego vuelve a suceder, tiene que ser por una razón de la misma naturaleza. Si tardan en llegar a la ciudad dos días a caballo, para volver a caballo al punto del que partieron tiene que ser muy similar a dos días. Si entre todos acordamos que el hechizo hace 1d8+3 en situaciones estándar, hará ese daño base siempre.
Lo bueno de esto es que podemos utilizar esta consistencia para crear efectos dramáticos. Por ejemplo, si es un juego de baja fantasía con escasez de magia y nos hacemos un mago, los magos enemigos tendrán el mismo problema.
O si sabemos que un determinado clan no puede ayudarnos porque no pueden romper un juramento, podemos intentar que juren algo por nosotros y utilizar ese problema a nuestro favor.
No profundices de más
La justificación racional puede ser muy extensa, casi infinita. No nos interesa justificar cosas que no van a verse realmente en la partida, ni aquellas que no tendrán ningún efecto.
Por ello, no es útil hacer un relato de 50 páginas sobre cómo fue la infancia del antagonista. A la hora de interpretar, ¿no haría lo mismo un solo párrafo sobre su infancia? Por ello siempre hay que justificar eficientemente.
Una excesiva profundidad nos invitará a intentar plasmarla toda, boicoteando la propia narración. Lo mismo sucede a la hora de improvisar. Nosotros daremos justificaciones sobre la marcha, con una buena razón que convenza a los jugadores es suficiente.
De hecho si vemos algún gesto de desaprobación ante nuestra razón simplemente tenemos que justificarlo un poco más hasta que lo acepten, o podemos rectificar y dar otra razón. Pero que lo acepten es vital.
Pon razones claras
No es bueno ser retorcido, ni dar una explicación que haga que los jugadores hagan la clásica pausa de comprensión y luego un “oh…”. Tienen que ser razones convincentes y claras, que vean como aceptables e incluso deseables.
La racionalidad del mundo tiene que resultar comprensible a los jugadores, incluso que siga muchas de sus pautas de razonamiento. Después de todo, sus personajes viven en ese mundo.
Cuanto más inverosímil resulte una situación más expectativas causará su justificación, y por tanto tendremos mayor dificultad para convencer a nuestros jugadores con nuestra razón.
Si claramente damos a entender que un PNJ es celoso, entonces cuando cometa algún crimen pasional los jugadores lo creerán. Pero si no hemos dejado claro que es celoso y hacemos una mezcolanza de personalidad “profunda y ambivalente” en la que es celoso pero no lo es, etc; es muy posible que no lo acepten.
Investiga
No hace falta estudiar tratados de psicología, pero sí viene bien leer una buena novela o ver algunas películas de calidad para comprender un poco más el “alma humana”.
Eso nos ayudará a justificar mejor las acciones de nuestros personajes. También sobre cómo funcionan los combates con armas blancas o de fuego, cómo se construyen castillos, cómo se cura la peste, sobrevivir en el espacio, y un largo etcétera.
Por supuesto, el saberse bien la ambientación de nuestro juego, incluidos suplementos, nos permitirá dar muchas más explicaciones sobre por qué suceden las cosas en nuestro mundo.
Consumir narrativa, en cualquier formato, nos vendrá bien porque utilizan esta justificación perfectamente. Las obras que leamos, veamos o escuchemos nos permitirán coger la práctica para explicar racionalmente todo lo que va sucediendo en nuestras partidas.
Conclusión
En este concepto se basa en que la suspensión de la incredulidad tiene límites. Aunque ésta permite creerse que existen dragones, vampiros o saltos en el hiperespacio, el mundo de ficción tiene que guardar una lógica interna.
Es en esta lógica interna o racionalidad donde tenemos que trabajar para que los jugadores sigan disfrutando de la inmersión. Esforzarse en mantener esta racionalidad es una base muy sólida y permite a los jugadores crear con la seguridad de que van a obtener resultados fiables.
Los jugadores por tanto tomarán muchas más iniciativas mientras nosotros intentamos mantener todo racional. Con ello daremos una sensación de ser justos y que ellos no están sobre arenas movedizas.
En mi opinión, evitar el bucle infinito de Investigar—>profundizar de más—>investigar—>… es la clave para que mis partidas funcionen bien. Si tengo cuatro o cinco ideas claras, una localización más o menos bien definida y varios PNJs estructurados, todo lo demás puede ir «solo»
Completamente de acuerdo, Víctor. ¡Muchas gracias por comentar!