Cuando nos centramos en dirigir juegos de rol en jornadas, lo más importante es establecer las expectativas. Dado que hay múltiples estilos y juegos, convendrá avisar de qué va a tratar la partida. Factores como el respeto y la adaptación a los demás jugadores también resultarán clave.
Avisar sobre el contenido y formato de la partida ayudará a establecer las expectativas correctas. Desde hace un tiempo se originó un sistema de etiquetado de partidas muy conveniente. Las bases teóricas de este sistema puedes encontrarlas aquí. Al fin y al cabo, en unas jornadas roleras hay bastante oferta. Por ello siempre será mejor atraer a gente afín a nuestro estilo.
En las jornadas de rol hay que dirigir de forma diferente
Dirigir juegos de rol en jornadas siempre conlleva un alto factor de adaptación. Las virtudes como la generosidad harán brillar mucho al director de juego. Obviamente, los jugadores también tendrán que poner de su parte. Pero es aquí más que nunca cuando el director de juego tiene que ser un facilitador.
En una partida de jornada, los jugadores no se conocerán habitualmente, por lo que la química no estará asegurada. Tampoco tienen porqué comunicarse de la misma forma o tener el mismo sentido del humor. Por ese motivo, el director de juego tiene que adaptarse al formato de juego. Este formato incluye peculiaridades como: gente desconocida, tiempo limitado, espacio multitudinario, etcétera.
Diferencias entre director de juego y facilitador
El director de juego dirige el juego, el facilitador facilita el juego. En este caso, más que un juego es una experiencia de juego. Facilitar la experiencia de juego es crucial porque habrá ciertas dificultades de base. Por ejemplo, los jugadores no tienen siquiera que caerse bien entre ellos. En teoría, es verdad que los jugadores han accedido a la partida con unos intereses comunes reflejados por el sistema de etiquetado.
Sin embargo, esto no garantiza una buena relación, y por tanto no garantiza una buena dinámica. Los diferentes nombres que se le da al “máster” no son casuales: árbitro, maestro de ceremonias, amo del calabozo, contador de historias, narrador… Todos tienen su matiz y enfatizan en un aspecto concreto de la experiencia de juego. En este caso, lo fundamental es facilitar una buena experiencia de juego.
Algunos consejos para dirigir juegos de rol en jornadas
El respeto, lo primero
Respetar es tolerar y considerar al otro. Es mejor parecer ligeramente sumiso o indulgente que parecer prepotente. Muchas veces no sabremos nada de la biografía de nuestros jugadores. Por ello, no debemos dar por sentado ciertos comportamientos como si fueran malintencionados. Como difícilmente será personal, lo mejor será tolerar las diferencias.
El respeto aquí se muestra con una voluntad sincera de que la otra persona lo pase bien. También se demuestra rectificando comportamientos que puedan ofender al otro. En pocas palabras, el respeto es adaptación recíproca al carácter del otro. Este parte de la base de que en la mesa de juego ninguna dignidad es mayor que otra.
Cumplir con las expectativas, lo segundo
Al dirigir juegos de rol en jornadas, tenemos que ser conscientes de que han elegido nuestra partida por su presentación. Bien sea un título, el nombre del juego, si somos famosos, el formato o el estilo, los jugadores van con expectativas a nuestra mesa. Como es obvio, nos conviene establecer unas expectativas que podamos cumplir.
Pero ante todas las expectativas hay una fundamental: ningún jugador quiere irse con la sensación de que ha perdido el tiempo. Los jugadores luego hablan de cómo ha ido la partida, y se sentirán a disgusto si la partida de al lado sí que tenía un director de juego comprometido. Pero esto tiene un truco: si el director de juego tiene la actitud correcta, será difícil que los jugadores se vayan con esa sensación.
Empieza fuerte, lo tercero
La situación inicial tiene que ser interesante. Tiene que establecer rápidamente un marco donde los jugadores puedan realizar acciones disfrutables. Si se trata de una partida de iniciación, tiene que reflejar el sistema rápidamente, así como los tropos de la ambientación. Los desarrollos lentos tienen poco sentido en jornadas.
El arte de dirigir juegos de rol en jornadas es manejar el arte del ritmo. El ritmo en el rol consiste en “editar” nuestra partida para que quitar lo que sobra. Lo más importante para conseguirlo es sentir el ánimo de la mesa en cada momento. Obviamente, ciertas nociones de narrativa nos ayudarán a reconocer cuándo un momento es interesante y cuándo deja de serlo.
¡Anímate a dirigir en jornadas de juegos de rol!
Vivir la experiencia de hacerlo ya merece la pena. Por otra parte, es una gran oportunidad para conocer a gente y disfrutar del rol de otras maneras. Las jornadas roleras son un evento donde se celebra la pasión por el hobby. Hay numerosas jornadas presenciales y online a las que te puedes apuntar. Te dejo aquí una preparación que creo que te vendrá bien para preparar partidas de rol en jornadas:
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